Francis es un maestro espiritual en la tradición de Advaita Vedanta. Largo tiempo amigo y discípulo de Jean Klein, a quien conoció en 1975, Francis transmite la antigua enseñanza de la no dualidad, que es la base común del Advaita Vedanta, Ch'an Zen Budismo, Taoísmo y Sufismo.
Sus enseñanzas reflejan las de su maestro, Jean Klein. Jean conoció a su gurú en la India a principios de los años 50 y estudió con él durante varios años. Posteriormente, estudio las tradiciones del Shaivismo de Cachemira con Dibianandapuri y del Hatha Yoga con el renombrado maestro Krishnamacharya. Jean Klein era un Acharya, es decir, un gurú que, tras haber comprendido la verdad universal de todas las enseñanzas espirituales, podía enseñar según varias tradiciones con igual facilidad. Apreciaba el humor de los patriarcas Zen, la refinada poesía de Rumi y la tradición Sufi, así como la dulzura con la que Meister Eckhart expresaba el Absoluto cristiano. Sus enseñanzas reflejan su amor por el arte y la música, satisfaciendo las exigencias del intelecto mientras se centra mayormente en los aspectos perceptivos y sensoriales de nuestra vivencia.
Las enseñanzas de Francis reflejan este mismo aprecio por el humor, el arte, la música y la poesía, y además integran su pasión por las ciencias, fruto de su formación en Matemáticas y Física. Su enfoque pedagógico se caracteriza por su rigor intelectual, con un énfasis en la investigación del cuerpo y sus sensaciones. Dirige sesiones de meditación y yoga, inspirándose en las tradiciones Tántrica y Hatha Yoga, así como en los diálogos tradicionales del Advaita (satsang).
La palabra "Advaita" proviene del sánscrito y significa literalmente “no dos”. Esto alude a su máxima enseñanza en Advaita Vedanta: que solo existe una realidad. Advaita, comúnmente traducido como no dualidad, no es una filosofía ni una religión. Representa la vivencia de nuestra esencia verdadera, que se manifiesta como felicidad, amor y belleza absolutos.
Advaita, en su expresión más auténtica, se ha transmitido de generación en generación a través de un linaje de sabios. Ramana Maharshi, Krishna Menon y Jean Klein son ejemplos de sabios que enseñaron en el siglo XX. Se distinguían por señalar directamente hacia la vivencia de la auténtica naturaleza del buscador espiritual. A esta instrucción, Advaita Vedanta, se le conoce como el camino directo.
De generación en generación y a través de distintas metodologías, sabios de variados orígenes coinciden en un reconocimiento unánime de la no dualidad. Esta comprensión se ve reflejada en las enseñanzas de los precursores de todas las grandes religiones y tradiciones del mundo:
Hinduismo: “Lo que no es (los objetos aparte del Ser) nunca llega a ser, y lo que es (El Ser) nunca cesa de existir”. (Bhagavad Gita)
Hinduismo, Shaivismo de Cachemira: “¡Oh prodigio! Esta ilusión, aunque manifestada en multiplicidad, no es sino conciencia única. ¡Ha! Todo es pura esencia consciente de sí misma.” (Abhinavagupta)
Sufism: No hay nada sino Dios.
Budismo Zen: Pregunta: ¿Cuando un sonido cesa, la Consciencia cesa? Respuesta: La Consciencia nunca cesa (HuiHai).
Hinduism, shivaismo de Cachemira: El universo se despierta cuando Tu despiertas, y se desvanece cuando Te retiras. Por tanto la totalidad de la existencia y no-existencia son una Contigo (Abhinavagupta).
Cristianismo: Jesús dijo: Yo es la luz ( de la Consciencia) que brilla sobre todas las cosas. Yo es el Todo de donde todo se origina y adonde todo regresa (Tomás,186).
La iluminación es el descubrimiento súbito de que la no dualidad es, ha sido y siempre será la realidad en nuestra experiencia. La autorrealización es el anclaje subsiguiente en la paz, alegría y libertad de nuestro estado innato.
En la mayoría de los casos, es esencial contar con un maestro vivo para facilitar tanto la iluminación como la autorrealización. Aunque cualquier persona o cosa puede fungir como upa guru, indicando a un aspirante el sendero, es el karana guru quien actúa como el mentor definitivo, conduciendo al discípulo a través de las últimas etapas de la realización. Es una relación de amor, libertad y camaradería que culmina en la estabilización en la paz y alegría de nuestra naturaleza genuina.
Un verdadero karana guru no se considera a si mismo ni superior ni inferior. Tampoco se ve como sabio o guía espiritual, ni a los demás como ignorantes o discipulos. Esta actitud impersonal crea un inconfundible perfume de amistad y libertad, que es un prerrequisito para el éxito de las etapas finales de la realizacion del Ser.
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